Soy una madrastra y mi hija venezolana es tan linda: la historia que te derretirá


¿Soy una madrastra y mi hija es un bombón venezolano? ¡Aclaremos este peo!

¿Andas con la cabeza loca preguntándote si eres la madrastra de un bombón venezolano y si ese peo es real? ¡Tranquilo, mi pana! Aquí vamos a desenredar este embrollo con la chispa que nos caracteriza, sin caer en rollos ni inventos. La vaina es más sencilla de lo que parece, y tiene que ver con la percepción y la realidad de las relaciones familiares en nuestra tierra.

La cultura venezolana es rica en expresiones y cariños, y a veces, una frase como “mi hija es un bombón” puede ser un piropo paternal o maternal sin segundas intenciones. No significa que haya una relación de madrastra-hijastra en el sentido estricto, sino más bien una forma de expresar orgullo y afecto por una joven que destaca por su belleza o encanto. Es como cuando le dices a un chamo que es un “tigre” porque es arrecho en lo que hace, ¿me sigues?

¿Qué significa realmente “bombón venezolano” en este contexto?

  • Significa que la chicha es bella y echa pa’lante.
  • Es un halago a su presencia y carisma.
  • No implica un parentesco de madrastra o padrastro.
  • Es una forma coloquial de decir que es una mujer atractiva.
Quizás también te interese:  Buscar trabajo: La guía definitiva para encontrar tu empleo ideal

Así que, si te encuentras con esta situación, no te enrolles pensando en dramas de telenovela. Lo más probable es que sea una expresión de cariño y admiración, muy común en nuestro argot. La relación de madrastra es un rol familiar específico, y el término “bombón” es un adjetivo que se usa para describir a una persona atractiva. No hay que mezclar las arepas con las empanadas. ¡Aclarado el peo!

¡Madrastra venezolana y orgullosa! Te cuento cómo mi hija me tiene “enamorá” (y no es lo que piensas)

¡Ay, mi gente! Aquí les habla su madrastra venezolana, la que muchos pensaban que iba a ser la bruja del cuento, ¡pero na’ que ver! mi hija, esa chamita que llegó a mi vida sin ser de mi vientre, me tiene más “enamorá” que un tequeño recién frito. y no, no es el amor romántico que se imaginan, es ese cariño que te arruga el corazón de la pura felicidad, ese que te hace decir “¡coño, qué bendición!”

Desde el día uno, esa carajita me flechó. con su sonrisa pícara y sus ocurrencias de niña vivaz, me demostró que el amor no tiene por qué ser de sangre para ser verdadero. al principio, la gente me miraba raro, como si ser madrastra fuera sinónimo de maldad, ¡pero les demostré que estaban más equivocados que un gringo comiendo arepa con tenedor! mi rol es el de una pana, una guía, una segunda mamá que siempre está ahí para echarle una mano.

Quizás también te interese:  Crema de leche Nestlé Venezuela: ¿El secreto mejor guardado de tu cocina?

La verdad del asunto: ¿cómo me conquistó?

  • con sus abrazos apretaos que te quitan el aire y te llenan el alma.
  • con sus “te quiero, mami” espontáneos que me derriten el corazón.
  • con sus ocurrencias y chistes que me hacen reír a carcajadas, ¡más que un show de er conde del guácharo!
  • con su respeto y confianza, que me demuestran que soy importante en su vida.
  • con su forma de ser tan auténtica, sin filtros, tal cual es.
Quizás también te interese:  Descubre la verdad: ¿Mi hijo Lebensborn Apk Venezuela esconde un oscuro secreto?

así que, si eres madrastra o padrastro, no le pares a los comentarios malintencionados. el amor de un hijo, sea biológico o no, es un tesoro que no tiene precio. mi hija me enseñó que la familia se construye con el corazón, con paciencia y con mucho amor del bueno. ¡y eso, mis panas, no lo cambio por nada del mundo!

-